A ti que te voy a extrañar...
Primera parte.
Hoy fui al mercado y debo decir que adoro hacerlo. Mis amigos de San Luis (ehr.. bueno los dos que tengo) se burlan porque parece que voy a Disney cada vez que voy al mercado. A diferencia del tan famoso 'Mercado de la Cruz', el 'Mercado República' tiene más grandes atracciones, como que tiene estacionamiento, es más desordenado y reserva una variedad más extraña de productos para el cliente, como carne de rata, por ejemplo.
También me topé con la gran novedad de que el 'Santo' es una marca y por lo tanto la piratería del personaje se está volviendo perra. Y yo que necesito como 150 figuritas de esta estrella mexicana y ahora resulta que me voy a tener que ch----- porque resultó comercial el tipejo -que en paz descance-. En fin, lo bueno es que la creatividad todavía medio fluye.
Ya de regreso decidí comprar enchiladas potosinas y unos claveles rojos a mi madre, además de dos kilos de fresas y un cuarto de queso panela. Todo cupo en mi mochila excepto los claveles que me los tuve que regresar cargando en la mano. Resultado: señoras verdeándome, y diciéndo 'que lindo' a mis espaldas, buscando mi anillo de casado, y diciendo 'ha de traer libros en la mochila, se ve estudioso'. Así que fue algo... peculiar mi regreso a mi casa (que fue caminando).
Segunda parte.
Sé que me costaba trabajo deshacerme de las cosas. Desde que recuerdo he guardado estupideces que no tienen sentido. Recaditos pasándome las respuestas de algún examen, envolturas de dulces, MONTONES de boletos de cine, etc. Pero si debo alegar algo a mi favor mi madre conservaba la factura de la cuna de mi hermano. En fin, el problema se fue agrabando hasta mi juventud donde no podía escoger de entre las dos últimas fichas de dominó ya que sentía que la otra me reclamaba a gritos.
Simplemente no lo puedo detener. Cada vez que trato de tirar algo me grita todos los momentos felices que hemos pasado juntos y que me ha sido útil. Y que si en algún momento llego a abandonar el objeto en el bote de basura me arrepentiré por el resto de mis días.
Finalmente puse un alto a este terrible y endemoniado sufrimiento y tiré todo lo que para mi gusto ya no servía. Los objetos gritaban y gritaban y gritaban, pero mi cerebro acostumbrado a tal esquizofrenia ya no los escuchaba, sólo quería vaciarme.
Y funcionó, me sentí un hombre renovado. Las plantas eran plantas y las podía tirar si ya estaban más muertas que vivas. No necesitaba darle a mi pez una pecera de 9 litros que ocupaba mucho espacio, con medio litro se sentía feliz (a pesar de lo que diga mi madre). Todo tenía un nuevo significado...
Hasta hoy que tuve una recaída. Al regresar del mercado se encontraba mi refrigerador viejo listo para partir, en su lugar estaba su reemplazo más flamante y pequeño -y por lo tanto ahorrador- . No se escuchaba el funcionar del nuevo y, en cambio, el viejo gritaba de miedo. Me pedía que lo rescatara... que recordara todas las fresas que sacaba del congelador y comía mientras leía cuando tenía 8 años, o aquella vez que pusimos chocolates sobre él y se nos olvidaron y cuando mordimos uno nos dimos cuenta que teníamos media araña en la boca... quien más va a recordar eso sino mi refri, quien me vio aprender a cocinar, quien conoció a mi papá... ¿quien formaba parte de mí? neto sí lo voy a extrañar... odio attachearme a las cosas...
There
Yo también me apego a las cosas, soy un poco obsesivo, pero también piensa esto, para qué lo quieres, para ponerlo en tu sala kitsch???
...No quiero ni saber donde has de estar respaldando tu blogg... o que no has pensado que un día podrían decidir desaparecer el servidor de blogger como nuestras cuentas de FTP en el tec???
El comment de felix me espantó. Para mí, lo único que no desparece, NUNCA, son las palabras. Guardó todavía mis diarios de prepa (una verguenza), tal vez para recordarme quien fui y quien soy ahora. Tal vez para una buena risa. El día que me muera quiero que los quemen todos. Porque, verás, es un asunto demasiad personal. Me sirven tus fabulosos bricks. prometo guardarlos. Tienes que ver Matrimonio a la Italiana. es película me hizo pensar en tí. Te quiero mucho Maus.
Mi querido Maus,te sonará a canción de Juan Gabriel pero..."Te pareces tanto a mí" que tal vez puedas engañarme pero compartimos la misma manía del apego a las cosas. Será algo que rija a los nativos bajo el signo de la Virgen? No te emociones, solo somos vírgenes de signo,jajajaja
Yo logre quitarme ese lastre de guardar cosas desde hace unos años pero aun sigo acumulando cosas es como un "dust breeding" que por mas que vacío es como una Hidra que no le dejan de salir cabezas, para que te des una idea (algo asi como la factura de la cuna de Rorro) un dia saqué de lo mas alto de mi clóset, del fondo profundo y oscuro, recóndito, una caja de zapatos, me preguntaba qué tendría dentro; cuando la abrí pensé que sería como una caja de Pandora, pero mas bien fue como la caja reveladora de la verdad: Llena de las cintitas que le ponen afuera a las Sabritas cuando tienen promoción,de los tazos Looney Tunes.....existía la leyenda urbana que si juntabas 100 te daban la colección completa. Quizás en mi subconsciente siempre esperé que fuera cierto, pero mi area de consciencia en ese mismo momento me dijo: Héctor, estas guardando puras mierdas en el clóset y en tu vida, asi que desházte de ellas..... pero mi moraleja no es contundente como la anécdota del refrigerador que has contado.
Saludos
Maus, no se trata del refri, sino de lo que tiene por dentro.